Shuffle.

Tomaba una taza de té mientras pensaba en cómo podía remediar mi atarantada vida, la mayor parte del tiempo no me importaba, no lo pensaba, me es muy fácil borrar de mi mente los problemas, pero hay ocasiones en que se me enredan por los pies y me tiran al piso, entonces es ahí cuando tengo que sentarme y tratar de quitarme las hojas que ya están muy secas y tristes pero se niegan a desprenderse.

El problema más grande es que no sé cuándo detenerme, el segundo problema es que nadie quiere detenerme, entonces me toman fuerte para al fin y al cabo terminar amarillos por la falta de cuidado. Lo más triste es que lo saben, me conocen y me aceptan.

La mayor parte del tiempo se por qué hago las cosas, tengo un ego que sobresale de mi cabeza, si entre cierras los ojos alrededor de las 7:00 pm puedes verlo brillando de tonos violetas. Tengo delirios de antagonista y una gran necesidad de atención, pero de la persona equivocada.

En fin, el té se acaba, me corto las raices que aún me siguen a rastras, respiro profundo y me levanto de la mesa sabiendo que dentro de poco volveré al mismo lugar.