Le gusta tocar mi mano mientras estoy dormida, me cuenta todos los dedos, como si fuera a perder uno de ellos en cualquier momento, me besa los labios a pesar de haberme prometido que no lo haría y me abraza toda la noche para despertar con los brazos entumidos.
Te quiero, aquí mientras abrazamos al gato en este cuarto oscuro, te quiero así, aún en momentos tristes, vulnerables, cuando acudes a mí como refugio.